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  • Foto del escritorMartha Patricia Pinzón Alarcón

CUANDO TE PERMITES CREER, ERES FELIZ

Esta historia decido compartirla para demostrar una vez más, que si lo crees se logra, y que sencillamente el secreto es no rendirse ni darse por vencido ante nada, el destino confabula a nuestro favor, pero tenemos que poner de nuestra parte para que las cosas sucedan.

Este mes de octubre ha sido increíble, los sueños se cumplen y con toda la fuerza. Todo empezó cuando mi mamá durante varios años manifestó que quería conocer el lugar donde había nacido, LA UVITA, un pueblito en Boyacá. A ella le contaron que a los cinco años sus padres decidieron trasladarse a Bogotá y nunca más regresaron.


Al querer conocer sus raíces, pedía a su pareja e hijos ir al lugar para identificar su historia de vida, su verdadera cultura y origen. Sin embargo, fueron pasando los años y así sin aviso, transcurrieron 60 años sin un sueño cumplido, por eso decidí regalarle esta experiencia y emprender el viaje de nueve horas, incluyendo paradas, a esta maravilla oculta boyacense, iríamos a encontrar “La Uvita”, también conocida como “La perla del norte”.


Para no extenderme, lo más gratificante y bonito de esta experiencia, fue creer que aún existía la posibilidad de encontrar un familiar o alguien que conociera “a los abuelos”, y sí, llegamos y en pueblo pequeño con el hecho de mencionar el apellido de la familia, nos indicaron sin dudarlo la casa donde había nacido mi mamá, y un señor muy amable nos informó dónde podríamos encontrar a quien nos orientaría en la búsqueda de un familiar. Golpeamos aquella puerta sin respuesta, y el corazón latía fuerte, luego una vecina se nos acercó e informó que la señora de la casa no estaba, sin embargo, a lo lejos se veía venir una señora bajita con una sonrisa, mi mamá sólo se acercó y le dijo su nombre, y en ese momento, un fuerte abrazo reencontró a mi mamá con su amiga/hermana de la infancia, ya que ella era la ahijada de los papás de mi mamá, y ella justamente la vio nacer, y conocía perfectamente la historia de la familia.


A medida que el tiempo pasaba reencontrándose con anécdotas de aquellos años, se deslumbró que sólo quedaba un primo de la familia, que tenía una finca a 7 minutos, emprendimos este viaje, y es indescriptible la emoción que sienten las personas que crecen en los pueblos o en el campo colombiano de ver cómo llegamos hasta ellos, son personas supremamente generosas, amables, solidarias, grandes de corazón, afortunados con las riquezas que les brinda la naturaleza, adornados de un paisaje espectacular en medio de las montañas, y felices con su vida. Este primo era ya de la segunda generación de primos de mi mamá, pero nos recibió como si nos conociéramos de toda la vida.


El sueño de mi mamá era conocer “La Uvita”, y allá estuvimos, y los que quieran ir, no se pierdan la oportunidad de conocer nuevos lugares con gente maravillosa y atenta, además es un pueblo que puede obligar una parada antes de llegar al Cocuy, así que los animo a seguir conociendo nuestro país y sus lugares escondidos.

Fotografía: Mirador hacia la Sierra Nevada del Cocoy. Cabañas del Púlpito


Terminada la historia de que los sueños se cumplen, ahora otra demostración del que cree, PUEDE. A la semana siguiente de este viaje, me enteré que venía mi grupo favorito de balada pop mexicano Jesse y Joy a Bogotá, y que se presentaba junto a SIAM, mi grupo favorito colombiano de música romántica. De inmediato quise ir, era una oportunidad única tenerlos a ambos artistas en el mismo escenario, pero las boletas no estaban a la venta, sino debían ganarse a través de redes o llamando a la emisora.


Decidí utilizar las redes y dejar mi mensaje diario para que me dieran la oportunidad de ir, pero no hubo ninguna respuesta. El último día, es decir el día del concierto, recibí una respuesta donde me decían “Gracias por participar, inténtalo de nuevo”, no podía creer que me respondieran, pero para decirme o confirmar que no ganaba, y justo el último día.

No me iba a dar por vencida e iría al concierto, pensaba en la posibilidad de que alguien tendría que vender o regalar una boleta, siempre hay revendedores. Sin embargo, para mi sorpresa no había ni un solo revendedor, todo estaba supremamente organizado y dos escoltas gigantes en la puerta quienes verificaban que cada asistente tuviera en sus manos la boleta, incluso no vi ningún DJ de la emisora para intentar ingresar. Todos los presentes estaban en pareja o en grupo, presumiendo en sus manos su boleta.


Intenté preguntándole a tres personas si alguno tenía una boleta que les sobrará, y la respuesta fue negativa, entonces hice una pausa y miré alrededor, pero no veía alternativa. Empezaron a dar ingreso y nadie se apartaba de la fila, hasta que vi a una pareja, donde la mujer hablaba por teléfono y él por chat, pasó por mi mente, “Será que no van a llegar los que están esperando?”, y me arriesgué a preguntarles, y ahí estuvo, la fortuna llegó, él me dijo “No alcanzan a llegar por la lluvia”, y yo emocionada le respondí, “me las puedes vender o regalar”. Y así fue que entré a uno de los conciertos más emotivos, románticos y llenos de talento de mi vida. Porque elegí no rendirme e ir sin boleta, dispuesta a entrar y disfrutar de mis artistas favoritos.


Ahora, es importante no rendirse ante nada, el concierto fue el miércoles, y el viernes vi una publicación de que necesitaban un figurante para una escena, y me dije “Por qué no”, la grabación era un sábado y el trabajo no me impedía hacer lo que me gustaba. Trabajo de lunes a viernes de 7:00 a.m. a 5:00 p.m., y me enteré del casting a las 8:30 a.m., y mi profesor de actuación de toda la vida, me dijo que tenía hasta la 1:00 p.m. para enviar un video con la escena.


Llamé a mi novio y le dije que lo esperaba a las 12:20 m en la casa para que me ayudara a grabar, corrí apenas se dieron las 12 en el reloj, y llegué a mi casa las 12:15 m, me cambié rápidamente, estudié el libreto y a grabar. El vídeo lo enviamos a las 12:57 m., y a la 1:06 p.m. me confirmaron que había sido elegida.

Volví al trabajo deslumbrada por lo que había pasado, y creyendo realmente que si deseas algo buscas como lograrlo. El llamado fue el sábado a las 6:00 a.m. y terminé sobre las 5:00 p.m., pero tenía que ir a ver la obra “Un tranvía llamado deseo”, en su último día de función a las 4:00 p.m., y evidentemente transcurrió el tiempo y no pude ir.


Pero como bien saben que no me rindo, le dije a mi novio que igual fuéramos al teatro para lograr entrar a la última función de las 7:00 p.m. Cuando llegamos, la respuesta fue un no rotundo, sin embargo, le dije a la primera señorita que con quién podía hablar, pero su respuesta fue “Mi jefe le dirá lo mismo”. Me retiré de la ventanilla y le dije a mi novio que esperáramos un poco, luego la asesora de la otra ventanilla nos llamó y preguntó sobre las boletas, le expliqué que habíamos hecho lo posible por llegar, que si nos ayudaba, pero confirmó que la función estaba agotada y más por ser la última.


Otra vez nos alejamos sin irnos del lugar, y finalmente en la tercera ventanilla un señor nos llamó, presentándose como el “jefe”, nuevamente solicité su ayuda, y me dijo que volviera en una hora, ya que la primera fila a veces quedaba con lugares o la última, le dije “muchísimas gracias”.


Recorrimos un poco del centro bogotano y volvimos después de una hora, y gracias a la perseverancia, logramos obtener dos lugares en primera fila para ver la obra. Fuimos realmente afortunados de estar allí, teniendo a cada actor a centímetros de nosotros, con una carga dramática real, viendo cómo se transformaba cada personaje y como se sentía una verdadera y única actuación.


Tras esta experiencia y recordar todo lo que me había pasado, me sentí inspirada y motivada para transmitirles estas vivencias, que seguramente muchos podrían tener si no se rinden, ya que aplica para cualquier otra circunstancia.


Decir sí a las oportunidades, es gozarse la vida y dejar que ésta nos sorprenda, lo peor que puede pasar es que nos digan que “No”, y ya lo sabemos, entonces por qué no intentarlo para recibir otra respuesta? Los invito a creer en que todo es posible, en creer que sí se alcanza, en creer que sí se puede, en creer en ustedes. En creer está la felicidad.


MARTHA PATRCIIA PINZÓN ALARCÓN

29/10/2019

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