Con gran tristeza acojo la noticia del deterioro de salud que presenta el león Júpiter, es un claro ejemplo del efecto que causa liberar o intentar salvar a estos animales criados en cautiverio, y de alguna manera, criados domésticamente.
Precisamente el fin de semana pasado había decidido ver la película “Mía y el león blanco”, y realmente soy muy sensible a este tipo de películas que involucran animales y que sé, al final terminaré llorando, y esta no fue la excepción.
En el caso de la película se demostró como el león se entregaba totalmente en amor a su cuidadora, pero también, como el miedo de los que estaban alrededor pretendían confirmar que era un peligro encariñarse con el león, miedo que llevaba precisamente a reacciones instintivas del animal, por no entender que a pesar de ser un animal salvaje, podría ser inofensivo y agradecido con sus cuidadores.
Pero el caso de Júpiter me parece insólito, cómo es posible que su cuidadora Ana Julia Torres, después de 19 años de protegerlo, ahora esté rogando en este momento que su león sea salvado, cuando se suponía que había sido “rescatado” para una vida mejor, cuando se lo decomisó el Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente, DAGMA.
Las imágenes no mienten, y vemos claramente un contraste de emociones, donde Júpiter está feliz con su cuidadora, le demuestra cariño tratando de abrazarla, le agradece por sus cuidados, y ahora, es un animal triste, sin aliento, sin fuerzas de continuar, porque le arrebataron su vida. Por supuesto que hay que devolverlo a lo que él considera su hogar, hogar donde si fue rescatado, un hogar llamado “Villa Lorena” que acoge a animales en condiciones de maltrato para darles una nueva oportunidad. A continuación, podrán ser testigos de la labor y del amor que ofrece este maravilloso lugar:
Protejamos y luchemos por el bienestar de todos los animales, no juzguemos las buenas acciones de los que aman y salvan estos seres, que como todos los que ocupamos este planeta, merecen respeto, protección, cuidado y amor.
Actuemos a tiempo para salvar a los que no tienen voz. Espero que el desenlace de esta historia sea que Júpiter vuelve a celebrar un cumpleaños en su hogar y junto a su verdadera familia.
MARTHA PATRICIA PINZÓN ALARCÓN
27/02/2020
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